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EL
ROSARIO
"El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter
mariano, es una oración centrada en la cristología.
En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad
de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio...
Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar
la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad
de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes
gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre
del Redentor."
S.S. Juan Pablo II
16 de octubre del 2002
La Señal de la Cruz
En el nombre del Padre, + y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El Credo
Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del Cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; nació
de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucitó de entre los
muertos; subió a los cielos y está a la diestra de
Dios Padre; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y
a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia
Católica, la Comunión de los Santos, el perdón
de los pecados, la resurrección de los muertos y la vida
eterna. Amén.
El Padre Nuestro
Padre Nuestro, que estás en el cielo. Santificado sea tu
nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.
Ave María
Dios te salve, María. Llena eres de gracia. El Señor
es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es
el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre
de Dios, ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en
el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Madre de Gracia
V. María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia.
R. En la vida y en la muerte ampáranos Gran Señora.
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