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ORACIONES
Regina Coeli
(Reina del Cielo)
V. Alégrate, Reina del cielo;
aleluya,
R. Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya.
V. Ha resucitado, según predijo;
aleluya,
R. Ruega por nosotros a Dios;
aleluya.
V. Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya,
R. Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.
Oración.
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos
que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el goce de
la vida eterna. Por el mismo Cristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Angelus
V. El Ángel del Señor anunció a María,
R. Y concibió del Espíritu Santo.
Ave María.
V. He aquí la esclava del Señor
R. Hágase en mi según tu palabra.
Ave María.
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Ave Maria.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor
Jesucristo.
Oración.
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras
almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido
la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión
y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por
el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Oración a la Virgen de Guadalupe
Juan Pablo II
¡Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de
la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia
y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha
la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala
ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.
Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos
en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos
también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías,
nuestras enfermedades y nuestros dolores.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya
que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora
y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una
plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu
mano amorosa.
Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por
todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios
y a las almas.
Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor
infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorga abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos
dispensadores de los misterios de Dios.
Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida
que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor
Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre
muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.
Esperanza nuestra, míranos con compasión, enséñanos
a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a él, mediante la confesión
de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos, que nos concedas un amor muy grande a todos los
santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó
en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar
a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen
de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre
y con el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los
siglos.
Amén.
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